Muchas veces hemos hablado de la importancia de la imagen corporativa a la hora de vender cualquier producto. Carteles, tarjetas, flyers… Pero hay un elemento al que tal vez no le hemos dado la importancia que se merecen: las etiquetas.

Y es que una etiqueta singular, con una impresión de calidad y un acabado que la diferencia, puede ser definitiva a la hora de aportar una imagen de valor a nuestro producto.

Vintage, eco-friendly, calidad superior… Más allá de indicar el precio del producto y el nombre de la marca, la etiqueta nos dice mucho más de una marca: la calidad, el posicionamiento, sus valores.

Además de un diseño creativo, la calidad del papel es esencial. Y si la unimos al producto con una fina cuerdo o hilo y un pequeño imperdible, el éxito está prácticamente asegurado.

Como conclusión, y aunque suena a obviedad, podemos decir que la gente etiquetará el producto según la etiqueta que nosotros mismos le pongamos.