El color es, sin ninguna duda, uno de los elementos más importantes en el mundo de la imagen y de las impresiones. Por suerte hoy en día, gracias a los nuevos programas de edición  que nos ofrecen infinitas posibilidades, tenemos la oportunidad de retocarlo.  De esta forma, las sombras indeseadas o una iluminación escasa, por ejemplo, ya no son problemas insalvables.

Eso sí, existe una cierta tendencia a abusar de dichos recursos. Como consecuencia, fotos que deberían resaltar la naturalidad consiguen un efecto completamente contrario. Es relativamente frecuente ver imágenes retocadas de forma obvia en catálogos comerciales, revistas, posters y un largo etc.

Especial mención merece lo que sucede con algunas imágenes de comida. Frutas, verduras, platos y postres expuestos a filtros imposibles, muchas veces subidos de tono en el sentido literal de la expresión. Y lo cierto es que en este campo, lejos de lograr un efecto creativo o de ciencia ficción, lo que queremos es presentar los alimentos de la forma más apetecible posible. Y para ello es necesario que parezcan sanos y frescos (claro que sí) pero también reales.

Por tanto, es preciso vigilar algunos parámetros como la saturación o el contraste, evitando caer en la exageración. Los filtros también son un buen recurso, pero abusar de ellos hará que pierdan su gracia.

En resumen, el marketing y la publicidad tienen que mostrar lo mejor de los productos de una empresa. Y una de las mejores cualidades es, precisamente, la naturalidad.